Tras el espejo |
Este es un duro día, en el castillo, víspera del torneo
mágico que se celebra una vez cada 10 años.
Todos se preparan para recibir al Gran Mago Trickstec, el gran favorito
del torneo.,
Movimiento continuo, pajes, sirvientes, cocineros de otros universos,
invocados por mi señor, Weightlees, el gran decano, para preparar
el gran banquete, los pequeños magos, aprendices, deanes, y maestros
vendrán después: es el Gran Consejo de Magos.
Durante la exposición de los pequeños magos, no hubo
problemas: los aprendices les mostraron sus avances y los maestros mostraron
raros y arcanos recuerdos mágicos.
Sin embargo, llegó el momento de la revelación, el de
la presentación de los grandes magos.
Justo antes del gran momento, los pequeños magos exigieron conocer
los hechizos de los Grandes Magos.
Mi señor mostró los hechizos en los que estaba trabajando:
una práctica poción del conocimiento, que permitía
aprender un texto de memoria, muy útil a la hora de aprender
hechizos, y el espectacular hechizo para invocar, con poco coste mágico,
una legión de dragones, desde otro plano.
Sólo los grandes magos pueden hacer estos hechizos, porque es
preciso tener una gran fuerza de voluntad o estar muy versado en la magia
para poder “manejar” este hechizo.
El problema llegó cuando le tocó presentar el hechizo
a Trickstec. No permitía que nadie supiera en que estaba trabajando.
Los demás intentaron convencerle usando diferentes técnicas:
primero intentaron convencerle calmadamente, después pasaron
a un ataque a su orgullo (con ayuda de términos especialmente diseñados
para ello: gallina, cobarde, chulo...), y por último utilizaron
las amenazas.
Trickstec que es muy susceptible, se empezó a enfadar poco a poco, pero pronto su irritación alcanzó niveles equiparables a su poder como mago, y, finalmente, a hasta un punto, en el que se volvió loco: -¡Queréis conocerlo, pues venid a buscarlo! –Dijo mientras se esfumaba en una nube de humo.
Cuando se disipó el humo, en su lugar, había una nota: “Esta es mi declaración de guerra”.
El silencio y un escalofrío recorrieron la sala.
Por cierto, creo que no me he presentado. Mi nombre es Field, y soy
el más despierto de los aprendices de mi señor.
Poco a poco, los pequeños reinos circundantes al nuestro fueron cayendo. El ataque final se acercaba.
Lo más extraño de todo era que el aspecto exterior de los castillos, no cambiaba:no parecían afectados por los asaltos. Mi señor decía que debía tener algún hechizo que evitara su destrucción, pero tanto él como yo sabíamos que no podía ser así, porque los reinos, incluso aquellos muy fuertemente armados, caían como moscas.
Aquí es donde yo, por desgracia, asumo un papel protagonista.
En fin, tenía tres días para prepararme, así que preferí empezar por el principio, conseguir un mapa o croquis del castillo del mago.
No fue una tarea sencilla: aunque algunos de los trabajadores de nuestro castillo habían servido a Trickstec, pocos se acordaban de detalles de su castillo. Tras horas de bucear en sus recuerdos y analizar detalles contradictorios, pude, por fin hacer un croquis orientativo.
A continuación decidí reforzar mi equipamiento, por lo que decidí ir a las herrería próximas a las minas de hierro para conseguir, el mejor metal con el que obtener el mejor arma, ligera, afilada y cantarina, digna de tan importante misión.
De paso y como me venía de camino, pasé por las minas de mithril, para, con tan preciado metal, fabricarme una cota de malla.
Una vez forjadas las dos piezas fui a pedirle al mago, mi señor, que uniera su fuerza a la mía y que lanzara unos cuantos encantamientos sobre mis armas.
El tercer y último día me levanté tarde y muy descansado,
pues durante la noche, fui forjando la idea, de entrar en el castillo tras
la caída del sol naranja.
.
Durante el día preparé la pequeña bolsa en la
que llevaría, toda la comida, bebida, y pócimas necesarias
para entrar en el castillo: una de vuelo, y otra de invisibilidad.
Tres horas antes de partir vino Weightlees, con las armas, y un aviso.
He recibido noticias de otro espía que mandé antes que tu,
para investigar los accesos a la biblioteca de Trickstec, resulta que el
castillo en sí no esta muy protegido, así que no tendrás
dificultades para entrar, en lo referente a la biblioteca, esta protegida
por un hechizo, así que me he permitido el lujo de preparar un pequeño
hechizo de protección, más que suficiente a la hora
de entrar a la biblioteca.
Tras dos días de relajado camino, evitando, a los torpes
espías de Trickstec, llegué al castillo.
Cuando me dispuse a beberme la poción de vuelo, noté
que bajaban el puente levadizo, así que como soy muy hábil
con la poción de vuelo, decidí usar la de invisibilidad,
y entrar por la puerta principal, aunque tuve que hacerlo con mucho cuidado,
pues aunque esta poción elimina el olor, y te oculta de la vista
del resto de la gente, no te hace traspasable, y lo que estaba saliendo
era una partida de caza, te lo puedes imaginar, 10 caballos, 30 perros,
1 carro…
Una vez traspasado el pórtico, no fue demasiado difícil
localizar la torre del mago, todo gracias a mi croquis.
En el patio no tuve ningún encuentro con ningún guardia
con lo que todavía no *había tenido que utilizar la espada.
En la torre del mago lo único que me costó fue abrir
la cerradura, seguramente protegida, por algún hechizo de seguridad,
cuando entré empecé a toser fuertemente, como un ataque de
asma, supuse que seria el hechizo de protección de la biblioteca,
así que cuando pronuncié las palabras, el efecto cesó
de inmediato..
Una vez dentro no me costó encontrar la biblioteca, puesto
que la torre es la biblioteca una vez en la biblioteca se notaba que en
ella había diferentes zonas: una de lectura (de ocio), otra
de hechizos, de alquimista…
Fui al grano, el hechizo en el que estaba trabajando. Es de suponer
que estuviera en la zona de alquimia, al no estar ahí, seguí
subiendo, y subiendo hacia la punta de la torre, llegue a la zona de lanzamiento
de grandes hechizos.
Entonces me fijé, todas las torres del patio interior estaban
situadas en forma de pentágono *.
Entonces lo adiviné, en el resto de torres tenía colocadas
en algún tipo de cajas mágicas, la esencia mágica
de los magos conquistados, dirigidos hacia el centro de la sala donde yo
estaba.
Justamente en medio estaba un atril con un reposalibros.
Me acerqué, tenía un libro abierto por la página
18 (o era la 28).
El titulo del hechizo era: Otro Plano.
Lo pronuncié.
En ese mismo momento, el poder de los magos aprisionados, se liberó
hacia mí, era mucho poder, no podía apenas controlarlo, busque
fuerzas para resistir y no convertirme en no muerto **, mi gran lealtad
y cariño por el “jefe”*** serán suficientes.
En este mundo al revés, al que todavía no me acostumbraba, me traicionaban mis reflejos.
Trikstec solo necesitó leer mi expresión, y fue suficiente para conocer mis pensamientos. Supo como había entrado, y como había conocido su secreto. Pero por encima de todo, supo por qué estaba allí y quien me había enviado.
Y lo supo en el mismo instante en que un gran resplandor se hizo a ambos lados del espejo, anticipando la majestuosa llegada de mi señor, el más profundo conocedor de los secretos de la magia, el más privilegiado de los custodios del poder arcano.
“Tus grandes secretos, son bagatelas” fueron sus palabras. “Mira cual
puede ser el resultado de nuestro enfrentamiento”. Y vimos el futuro.
No hubo enfrentamiento.
La paz llegó lentamente al mundo de los magos y la magia ayudo a restituir los agravios que el olvido no cubrió.
Yo, field, el hijo de Weightlees, la imagen de Trikstec en el espejo,
me reconcilié con mi padre y pude unir mis múltiples personalidades.
Hoy vivo en paz, aunque en mi interior un mundo complejo pugna por reivindicar
nuevas cotas de conocimiento mágico.
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*Símbolo utilizado para concentrar el poder.
**La magia incontrolada lo mataría, pero el residuo serviría
para mantenerlo vivo indefinidamente.
***Su padre.